miércoles, 10 de diciembre de 2014

Nuestros días felices (volumen I)

 Un día de marzo me desperté entre voces; todos se habían levantado bien temprano. Mamá guardaba el equipo de mate en un pequeño bolso verde, mi hermana y la abuela preparaban sándwiches, mi hermano fue a comprar una gaseosa. "Vestite", me dijeron, y empezaron a cargar las cosas en el auto.
Jean, remera blanca, zapatillas: Ropa cómoda para un lugar cómodo. "Traé tus auriculares", "¿tenés batería?", "llevá los vasos al auto", "Paulita, cargá un abrigo por si refresca": Nos íbamos, nada de vueltas, ya teníamos todo listo; comida para todo el día, equipo de mate, plata, ropa, camperas (para no tener que bancarme el "TE DIJE, PAULITA" de mi abuela), y lo más importante: La cámara de fotos.
                  Sí, somos esa clase de familia que le toma fotos a todo. Cada momento tiene que quedar grabado, por más que nadie más que nosotros las vea, por más horribles que hayamos salido. Y me refiero a esas fotos en las que uno sale comiendo, o con la boca abierta, o señalando vaya uno a saber qué, o esas que salen borrosas o con mucha luz, y uno se ve como una mancha: Esas de las que mi abuela hace 8 copias, y se las reparte a toda la familia, y me dice "Pero si saliste hermosa", y yo pienso "Abuela, parezco un Golem, por favor", pero sólo me río y la dejo ser feliz. Sí, ese tipo de fotos que yo normalmente borraría, a todos en casa les encanta guardarlas. Quedan en la carpeta "FOTOS" de "Mis Documentos", que adentro tiene unas 38579235 carpetas más, con nombres generales como "Vacaciones 2009", o un poco más específicos como "esa vez que pasamos por el almacén que está cerca del lago", o "cuando viajábamos en el auto y vimos un tero".


 Entramos al auto, pasamos a cargar gasoil, y salimos por la autopista. Atrás íbamos las tres, medio apretadas, pero bien divertidas. Pasamos por Buenos Aires, en uno de esos cruces de puentes y caminos que son simplemente geniales. (Por cierto, ¿a quién se le habrá ocurrido construir semejante cosa en plena autopista?) Ya habíamos sacado como 20 fotos, de las cuales seguramente 19 habían salido mal. Mamá me cebaba mates, mi hermana y yo cantábamos un poco a los gritos. Y viste que uno se llena el alma de emoción (aunque no lo quiera demostrar) cuando va a un lugar que no conoce. Curiosidad, deseo de conocer, ganas de aventurarse, porque aunque dicen que se le teme a lo desconocido, yo prefiero arriesgarme.
 Llegamos, nos sentamos cerca del río, abajo de los árboles. Subimos a un barquito que recorría casi todo el Delta, comimos bizcochuelo, imaginábamos cómo sería vivir ahí, reímos por todo y también por nada, casi nos caemos al agua intentando sacar una foto estilo Titanic (not kidding). Gente feliz para un lugar feliz.

 Y así fue el resto del día. No hicimos nada extraordinario. No hubo aplausos ni fuegos artificiales, ni siquiera hacía calor o brilló el sol, pero hubo felicidad. ¿Y sabés por qué? No, yo tampoco sé. Capaz porque estuve con mi familia, o  porque conocí un lugar nuevo, o quizás porque ahí arrancó una etapa nueva de mi vida.

                      Pero, ¿tiene que haber una razón para la felicidad?

 Después de leer esto me van a preguntar "¿Todavía te acordás de eso?", porque la gente no suele acordarse con suficiente frecuencia de estas cosas. Ahí estaré, como siempre respondiendo con otra pregunta, "¿es posible no recordarlo?".














jueves, 4 de diciembre de 2014

Sólo quiero que me abraces

Quiero que corras en cámara lenta hacia mis brazos. Quiero que te conviertas de a poco en un héroe, anónimo y para mí. Quiero que tus brazos rodeen mi espalda, que tu perfume se mezcle con el mío, que huelas mi cabello cuando te despidas. Quiero que tus ojos se junten con los míos en una mirada eterna, que brillen cuando estamos juntos, que entristezcan cuando me marche.
Quiero que nada importe más que nosotros, que nada pueda convencerme de no quererte, que nadie logre convencerte de no quererme. Quiero que tus manos se estrechen con las mías, quiero que tus energías las gastes en mí.Quiero que soñemos despiertos con días futuros, que leamos historias como la nuestra, que caminemos bajo la lluvia. Quiero que maduremos juntos, que sigamos creciendo aunque todo se nos venga abajo.
Quiero ser lo que alguna vez soñaste, porque vos sos lo que soñé. Quiero que me abraces hoy y para siempre; y disculpá mi egoísmo. Todos tenemos nuestros sueños, y yo sólo quiero que seas mío.