viernes, 17 de abril de 2015

S de Sedentarismo.

Hace dos semanas que no tengo inspiración. Quiero escribir, quiero contar qué me pasa, pero no puedo.
¿Qué me detiene? La verdad, no tengo idea.

No, no le conté a nadie, no lo escribí ni siquiera en mi diario, y no creo estar completamente segura de qué me pasa, mucho menos de si debería decirlo o no.

Abro los ojos cada mañana deseando que sea hora de volver a cerrarlos. Despierto con ganas de seguir durmiendo, salgo de casa con ganas de no salir nunca más.
Me quedo en la cama el mayor tiempo posible. A veces prendo la tele, miro Friends y logro reìr un poco. Mi hermano se va casi todo el día a la facultad, mis padres no van a estar en casa por un tiempo.
Nunca me había molestado tanto estar sola, pero no tengo intención de salir. Quiero llamar a alguien que me venga a acompañar. Quiero que alguien venga a cebarme mate, a abrazarme y ayudarme a salir de este estúpido trance llamado "sedentarismo". Quiero, realmente quiero sentirme querida por alguien, por algo, pero no logro que eso pase.

Nadie vino, nadie llama, nadie manda mensajes.

Supongo que tanto tiempo dando la imagen de una adolescente feliz que se acepta completamente a ella misma, funcionó. Todos lo creyeron y ahora nadie se da cuenta de que necesito ayuda.
Incluso creo que me hace falta mi mamá. Sí, eso es. Vivo una vida vacía. Dos semanas vacías. Una persona vacía.

Necesito un objetivo nuevo, algo por qué luchar, algo por qué levantarme cada mañana, algo qué sentir.
                      O alguien.

Se me pasan las horas acá adentro, lluvia o sol, sentada en silencio, escribiendo, leyendo, mirando las más fantásticas historias de amor cinematográficas, deseando estar ahí. Deseando estar en cualquier lado menos acá.
              Deseando ser cualquier persona excepto yo.

Pero no logro moverme. No logro sentir nada más que tristeza. No logro volver a ser yo. No logro salir de este abismo incoherente que llamaré una vez más "sedentarismo".